LA
MAR.
Mar
abierto
donde
perder la mirada
delicada
brisa perfumada
que
te hace recordar
otra
ya pasada.
Desmenuzados
restos
reposando
sobre la orilla
acariciados
por las olas
que
te traen noticias
de
allá donde no llega la vista,
repitiendo
su canción
haciendo
coro amigo
que
a tus oídos regalan,
tu
paladar empalaga
de
un dulce relatar,
tantas
horas pasadas
en
tan bella compañía,
tantos
sueños perdidos
en
su lejanía.
Tantos
pensamientos hundidos
en
su profundo azul.
Agradecido
corazón
que
al mar ofrendas
los
más nobles sentimientos,
los
más altos halagos
por
la marea
que
arrastró tus penas
trajo
tranquilidad
cuando
la necesitabas,
acarició
tus pies
sabiendo
la urgencia
de
tu alma
de
ser
arrullada
y mimada.
Nunca
se fue,
siempre
estaba
buscando
la ocasión
de
devolverle a tu corazón
lo
que también siente.
En
la cresta de sus ondas
repite
la canción.
En
la cresta de sus olas
te
trae paz y amor.
EL HORIZONTE
Ahí esta.
Perdido más allá de las esperanzas,
rompiendo con su sonrisa el infinito,
esperando como cesta de vanas ilusiones,
a un viajero llamado destino.
Portador del principio y del final,
perseguido por su propia sombra.
Guía de conquistadores.
Sueños de la ignorancia.
Nunca supiste esconderte,
del roce de mi mano,
de una mirada furtiva,
de un suspiro de desencanto.
El sol quema tu frente,
como la noche enfría tu voz,
opaco te hace la lágrima,
y la felicidad veloz.
Cuando quiera encontrarte,
mi nariz levantaré,
olfateando en el aire,
el viejo aroma de mi niñez.
AL FINAL DE LA NOCHE
Amanece,
la luna apaga su tenue brillo
esperando la ocasión
de ser otra vez observada.
Las sabanas pierden su calor
cuando el canto del gallo las abra.
Deja de soñar la fregona
que era princesa.
La princesa
que era doncella.
La vieja
que todavía es bella
y el niño que es mayor.
Los hogares
vuelven a encenderse.
Los candiles
a su luz.
Corta fue la noche
a quien no paro de labrar.
Al alma solitaria
le llegó la algarabía.
Al mundano jolgorio
sus risas enfría.
Al nostálgico amor
horas de amargo recuerdo.
Los amantes se besan
sabiendo el final de su encuentro.
La muda calle
prepara otra vez la sordina.
Vuelven las voces.
Puertas chirrían.
Los pequeños protestan
en su desconcierto.
El anciano queja
de su dolorido cuerpo.
Olor a pan invade.
Puchero ponte al fogón
que acaba el tenue brillar.
El roció ya reposa
y solo resta una cosa,
otro día que comenzar,
mientras espera azarosa
la luna para volver a brillar.
AIRES
Aires con sabor a pétalos
sabor a dulzura
temperatura de primavera
meciendo suave
los campos sembrados.
Cabellos sueltos
que juguetean infantiles.
Aires que huelen a humedad
en medio de eriales,
campos sedientos,
ganado enjuto,
rogativo campesino
que vuelve a ver llena
su agotada despensa.
Aires que traen recuerdos,
olor a pan recién cocido
asado con tomillo
al jabón de la abuela
a tierra mojada
a jara caliente
a la hierba segada.
Aires que contonean cometas,
revuelven hojas secas.
Remontan al ave
desplazan el polen
alejan la pluma
acercan la arena
creando la duna.
Aires de mi niñez,
de pantalón corto
mochila de rancio cuero
libros de tres manos
coderas de prieto cosido
zapatos de dos hormas
plumier de mates colores.
Aires que traen perfume
a la piel ansiada
al lugar del encuentro
que solo fue nuestro,
un momento deseado
un recuerdo eterno
un placer interno.
Aires que impulsan al indeciso
templan al valiente
tranquilizan al cobarde
calientan al anciano
secan el sudor del niño
termina el invierno
alivia el estío.
Aires de libertad
de amor y paz
ilusiones de futuro
esperanza de añoranza
salud recobrada
penas perdidas
amores reencontrados.
Aires que traen.
Aires que llevan.
A quien va, le viene.
A quien viene
le frena.
Unas acompaña,
otras desespera.
Todo lo trae.
Todo lo lleva.
Ondeo mi pañuelo
al decir adiós,
seca mis lágrimas
y llévala mis palabras,
aire, tú que vuelas.
LA HOJA
Desnudo suelo se estremece
ante el tacto de una hoja
ocre de duras batallas
diosa de época gloriosa.
Legiones yacen inertes
que un día lucieron orgullosas
colores de ansiada esperanza
para oscuras y frías losas.
Tumba que barre el viento
alejando hasta el olvido
sin túmulo ni funeral
sin consuelo de un suspiro.
Triste hado te tocó
después de ser sombra y corona
de ser guía de vientos
de ser bella ladrona.
Largo invierno de espera
para volver a pasear
bajo fresca sombra altanera,
sombra que tú me has de dar.