SEA LA HORA MALDITA
Aciago día el de hoy,
sea la hora maldita,
negro óbito que en mi corazón habita.
Tener que decir si a la razón
enterrando el sentimiento.
Tener que decir no al corazón
cargado de resentimiento.
Darse cuenta que no es querido,
que tal vez nunca lo fue,
ni encontrar en las entrañas
un poso de esa fe,
No recordar tan siquiera
ai alguna vez sucedió.
¿Después de tantos años
tan fácil es olvidar?.
Ese loco galopar
de un negro corcel
que en mi pecho retumbó
¿o quizás no sucedió?.
Sea la hora maldita
en que uno es consciente
de la que amaba, no ama
de la que amaba, no amo
y lo que es peor todavía
¿tal vez no sucedió?
Vaguada que es abierta
por indecente corriente
que arrastra todo lo bueno
formando un dique seco
de lo que sea llorado,
formando una montaña
de lo que sea odiado.
¿Qué triste fuerza vuelca
lo que fue amor?
¿Dónde esta la línea
que lo convirtió?
Débil memoria tenemos
que al incubar mariposa
todo es color y aleteo
es todo vida hermosa.
Pero al volver a gusano
nos envolvemos en seda
ya nos olvidamos
de una vida entera.
Sea la hora maldita
en que te veo partir
que me produce alivio
alejarme de ti.
Ilusionado en la vida
de no tenerte a mi lado
después de haber sido sombra,
después de ser mi halo.
Es difícil explicar
este extraño sentimiento,
odiar al que has amado,
odiar con resentimiento.
Este amargo caminar
tiene final oscuro,
quizás llegues tú primero,
Yo, llegaré seguro.
REQUIEN POR LA QUE HA MUERTO
En el día de hoy
a alguien he enterrado
que tanto tiempo me acompañó
que tanto estuvo a mi lado.
No pienso llorar
ni luto me he engarzado,
la pienso abandonar
allá donde la he dejado.
Si una corona funesta
la pudiera mandar
en ella esta dedicatoria:
“no te pienso recordar”.
Cuantas horas a tu lado
en amarga compañía.
Cuantas horas cabalgando
en tu grupa sombría.
Las horas pasan días,
las semanas son herejías,
un año toda la vida
y la vida la muerte mas fría.
Que ha nadie le deseo
tu mortífera compañía,
prieta como una mortaja,
silenciosa como abadía.
Con mandoble de mi alfaque
conseguí partirte en dos,
una se la trague los infiernos,
otra se la lleve Dios.
Por fin te aleje de mi
putrefacta soledad,
de tus noches, de tus días
y de tu sobrada maldad.
LA DUDA
Sube como la espuma
negra como el asfalto
honda como un abismo
penetrante como el humo.
La alegría la transforma
en hiriente sentimiento.
marchita cualquier flor
solo con su conocimiento.
Ojos que un día miraron
con sincera franqueza,
torva y esquiva transforma
cambiando su naturaleza.
Labios de abierta sonrisa
de relajada mandíbulas
sin ninguna inclinación
de apretadas maneras.
Palabras que un día salieron
no repitas su formas
ya solo huelen a bilis
la que corre por tus venas.
Tu corazón has clavado
en lo alto del madero
corona de espinas llevas
lanceado en el costado.
Que tú mismo lo has sembrado
y mucho tiempo regado
abono de malas lenguas
que buena tierra a encontrado.
enrevesadas ramas su árbol
maldita tu negra flor
funesta corre tu sabia
tus raíces garfios son.
Comiste su amargo fruto
el alma te envenenó
ya solo vives en muerte
tu existencia malogro.
LOCO
¿Puede alguien explicarme
el sentir de mi lamento?.
¿El motivo de sufrir,
hasta el extremo de herir,
todo lo que llevo adentro?.
¿Qué diablo se metió
y en mi cabeza engendro
mil huevos de niebla eterna?.
¿Por qué no puedo pensar
como todos los demás?.
¿Por qué no puedo querer,
y como otros merecer,
caricias que no sean de pena?.
¿Acaso mi tormento
es tan evidente
que no solo esta en mi mente
y se deja ver?.
Esa clara luz de la mañana
se me hace turbia y extraña
me deforma los colores
hasta ver grises a las flores.
Los sonidos me penetran
rebotando en mi cabeza.
Las palabras distorsionan
no siendo voz de persona.
El amor me es ajeno
el miedo mi compañero
vivo en otro mundo
menos vivo y fecundo
donde lo que pienso
no puedo transmitirlo,
lo que quiero decir,
expresarlo,
lo que hacer,
realizarlo.
Puedo concebir algo
pero no parirlo.
Todos los días grito
pidiendo la libertad
que me saquen de esta celda
que yo no quise entrar.
Reo de un delito
que nunca cometí,
penitente sin pecado
flagelante sin expiación
caminante sin camino
culpable sin redención.
Todos los días grito
y solo ser ríen de mi
¡Loco! Me llaman a voces.
¡Loco! Les oigo decir
yo les digo mis razones
pero no me quieren oír.
¡Loco! Todos me llaman
¡Loco vete de aquí.!
Los locos sois vosotros
que no me queréis oír.
MI CORAZÓN OSCURO
Cerrada noche me envolvía
plagada de rayos y truenos
en profunda latitud si fin, sin freno,
y no sabía salir.
En ese bosque tenebroso
el odio campa a sus anchas,
la tristeza florecía en negro tulipán,
la amargura de una vida
que no quería vivir.
Me acordaba de las flores
con todo su colorido
con mil fragancias y olores,
y sus gotas de rocío,
con su inmensa majestad.
Debió ser un sueño perdido
que no podía encontrar.
Debió de ser un deseo olvidado
que nunca pude alcanzar.
El rayo cegaba mi vista
el trueno dolor en la sien
las gotas de agua el cieno
que inundándome el alma
me hacían tomarme con calma
mi mísero existir
¿Qué es esta vida sin un poco de amor?
¿Qué tiene de alegría un roto corazón?
¿Acaso el pájaro volara sin aire?
¿Acaso sin agua el pez pudiera?
¿Acaso mi vida entera si no la quería vivir?
Esta cubierta maligna
hecha de roña incrustada
no salía de mi vida
no me dejaba existir,
me asfixiaba hasta la muerte
como la losa de una tumba
me enterraba lentamente,
no me dejaba vivir.
El destino a querido
que el sol vuelva a visitarme
aunque de momento nadie
me ha devuelto su color.
LA TORMENTA
No quise esa tormenta
pero mis lágrimas llovían
regando recuerdos
de duras tempestades.
Aullantes vientos
removían negros rincones
lanzándome con violencia
más lejos de un paso
más cerca de mis temores.
La luz cegadora del rayo
oscurecía mis sombras.
Nubes sobre la frente
que mi vista cegaba
La torrencial ansiedad
empapaba mis entrañas,
sintiéndome húmedo de miseria
y frío de muchos rencores.
Pero un solo resquicio
por donde el sol penetró
y la noche se vuelve recuerdo,
todo el miedo se vuelve penumbra.
No he muerto en esta tormenta
vivo para llegar a la siguiente.
LA AUSENCIA adiós a un padre
Que vacío queda cuando no estas tú.
Mirar y no verte.
Hablar y no oírte.
Querer decirte y ya no poder.
Cuantas cosas se me ocurren,
que nunca se me ocurrieron.
Cuantos besos se perdieron
que no volveré a encontrar.
Muchos abrazos no te buscaron
y ahora no te dejaría de abrazar.
Palabras que dañaron y nunca se sintieron
pero que no hizo falta disculpar, ni perdonar.
Cuantas preocupaciones te di,
que pocas alegrías,
y en vez de huir de las heridas
solo te preocupabas de mi.
Nunca te quise bastante.
Nunca te agradecí suficiente.
Es ahora, que estas ausente,
que mis ojos te buscan,
mi boca te llama,
y mis lágrimas se derraman
por lo que perdí,
cuando me gustaría tenerte un momento
para expresarte, de muy adentro,
todo lo que siento por ti.
Darte las gracias,
todos los abrazos y besos olvidados,
y una sola frase,
para que te lleves de mi.
Te quiero, Papa.