VALIENTE PIRATA
Voy surcando los mares
muchas veces embravecidos,
con mi nave entre mis manos
ha nadie he temido.
Muchos hombres en mis ojos
posaron su ultima mirada,
y no pocos tampoco
me atravesaron con su espada.
Miedo no conozco,
ni he conocido,
varón ninguno
del que haya huido,
ni riesgo he rechazado
si la apuesta me a gustado.
Ni respetado mujer.
Ni respetado marido.
De lo ajeno me apropie
siempre que he podido.
De nada me arrepiento.
De nada me he arrepentido.
¿Cómo es posible
que me eche a temblar,
que las piernas se me doblen
y no pueda respirar?.
¿He visto un ángel?.
¿Estaré en el cielo?.
No puede ser
que de ir, yo, voy al infierno.
¿Cómo es posible
que una frágil mujer
me tenga rendido
tumbado a sus pies?.
Mi voz, antes socarrona,
como un pájaro trina
entona con bella rima
como nunca sucedió.
Mi espada esgrimida
no sale de su funda
tengo miedo de hacer
algo que miedo la infunda.
Muchos se ríen de mi
pero no importa,
mi orgullo no es nada
para lo que tú me aportas.
Día y noche pienso en ti.
Día y noche.
Que no puedo vivir
con tu reproche.
Muchas veces me he puesto a tiro
esperando la ocasión
de una estocada certera
que me partiera el corazón,
y no con acero templado
si no con dulce mirada
el rechazo de mi amada
mortal me ha herido.
De todas las recibidas
esta es la más profunda
que toda mi alma inunda
de un amargo sentir.
Veo mi barco hundir,
mi florete partido,
mi brazo flaco de fuerza,
en mi lucha rendido.
Valiente pirata estoy hecho
que me roban a mí
y me roban mi tesoro,
mi vida, mi sentir.
A todos voy provocando
esperando la ocasión
que un valiente me mate,
que me alivie mi dolor.
Que si ella no me ama
soy enjaulado león
rey de la selva un día,
hoy, histriónica atracción.
Pobrecito pirata
que por fin comprendió
que la más poderosa arma
no es el acero, es el amor.
EL AVARO
Que bonito que es mi oro,
que brillo resplandeciente,
que manera de reírme
y de serme complaciente,
que nunca me ha traicionado
ni dejado de reír
por eso siempre le he tratado
como si se tratase de mi.
Por las noches yo le cuento
y lo vuelvo a contar
no sea que un hombre malo
me lo venga a robar.
Duermo con él a mi lado
sintiendo su calor,
yo le doy todos los mimos,
él me lo devuelve con fervor.
Que bonito que es mi oro
pero le tengo que dejar,
a veces salgo de casa,
un momento nada más.
Lo dejo bien escondido
bajo siete cerraduras,
a nadie digo el lugar
ni en confesión a los curas.
Rápido llego de vuelta
y lo vuelvo a sacar
¿llorasteis en mi ausencia?
Tranquilos ¡llegó papa!.
Con paño de pura lana
otra vez brillo sacar
que estén guapos y relucientes
para mi vista agradar.
Cuando uno suelto
se me parte el corazón
aunque sé con acierto
que se multiplicará el picarón.
Escasa comida uso
por que eso es perder,
y prendas deshilachadas,
caro es lo de tejer.
Que bonito que es mi oro
lo que he podido reunir
toda una vida de esfuerzo,
todo lo tengo aquí.
No he querido mujer,
y muchas se han ofrecido,
Que se ponen a parir
y todo se va en zurcido.
Que si leche para el niño
el pobre ya ha destetado,
que si algo de carne,
esta poco crecido;
zapatos a pares compras
que casi no les duro,
los míos veinte años hace
que el zapatero acabó.
Y encima quieren tener letras,
algo que nunca me gusto,
que yo solo se de números
y mi padre me enseñó.
Pero lo más grave de todo
es que quieren calor,
moneda en leña gastada
en la chimenea voló.
¡Que se froten las manos
como siempre hago yo!
Y con las monedas en la cama
notando su calor.
Por eso mejor solo
que pagar por compañía
que el que no muerde, araña,
y si no, gasta con saña.
EL PRINGAO
Salió de mantillas
ya harto de llorar,
cansado de mamar
pecho de escaso caudal.
Padre que no conoció
y padrastro que le pegaba
marcaron su dura niñez,
forjaron su escuela en la vida.
Apenas pasaba de un metro
y ya era un matón
merodeando las esquinas
esperando la ocasión
De hacerse con lo ajeno
y darse un desenfreno.
No había empezado a vivir
y la muerte le rondaba,
cada vez más al borde saltaba,
le faltaba un empujón.
Drogas, putas y alcohol
eran su misa diaria,
y coches de alta cilindrada
su única pasión.
En un santiamén
el auto controlaba
y a la policía rondaba
provocando la persecución.
A nada temía
siempre todo apostaba,
solo su vida perdía.
La puntilla se la dio
el dia que descubrió
la sensación de poder
al que posee un arma.
No escatimaba bala,
exhibición de fuerza,
gratuita violencia,
y muchísima ambición.
Ese fue su colofón,
como el de otros muchos,
que se creyeron inmortales
y acabaron en los arrabales
como su tumba insepulta
siendo su única culpa
haber nacido, y no vivir.
Tu entierro lo presidio
un forense.
Tu epitafio
un comisario.
Tu ataúd lo sello.
EL CHULI
Aquí quería contar
una historia sin par,
la mía, para que negar
lo imposible de ocultar.
Por que soy como soy
yo no me arrepiento
volvería a repetir
`pues con ello me divierto.
Como crótalo repicarte
zagal y pendenciero
ágape de alegrías
sintiéndome filibustero.
Responso a la amargura
sin angarillas de usura
que para este corto viaje
liviana alforja he de llevar.
Ante conato de lluvia
me pongo como un zascandil
ni si quiera abro el paraguas
es mi espíritu infantil.
Siendo un burdo zalamero
hago arpegio a la desmesura
de abolengo arrabalero
me arrebata la hermosura.
Abigarrado heraldo
de entropía social
todo al que comprometo
quiere exhortar este mal.
Fiero y tierno amante
viviendo la fruslería
nunca podré contar
tantas como quería.
Cuantas cubas he bebido
y han vuelto a rellenar,
esperan mi regreso,
las volveré a vaciar.
Como camafeo voy enganchado
a este descabellado plan
en mi quebrado caminar
que me lleva por el mundo.
Cuando me quiera enterrar
póngame uva en la boca,
tal cual como viví,
tal cual morir me toca.
Esta es mi forma, amigo
es mi modo de entender,
por eso me llaman el chuli.
todo lo que soñáis ser.
LA FEA
Siempre escurriendo el bulto
para evitar el insulto
buscando una sombra
donde soñar.
Esos ojos tristes
buscando en el aire
bellos infantes
que te quieran amar.
Bonitas historias imaginas
recorriendo las esquinas
siempre cabizbaja
sin dejarte ver
por si alguien mira
y en tu fea cara fija
unos ojos burlones
que te puedan dañar.
Pues no es tu condición
lo que te hace huraña
si no que una mala mujer
se haga de ti con saña
o que un bello hombre
se ría de tu hermosura
haciendo que se derrumbe
lo único que no sucumbe,
ese hermoso sueño
que te mantiene en pie.
Ya siendo pequeña
Tu padre te dejó claro
“con lo fea que eres
siempre te tendré al lado”.
Si alguna vez se hubieras preocupado
de ver si eras hermosa...
Si eras otra cosa
de lo que te hicieron ser,
te habrías dado cuenta
que la fealdad no incrementa
lo que desvalemos cada uno
de lo que no podemos tener.
Ya solo te queda
esa vaga esperanza
de que sea una chanza
lo que te tocó vivir.
LA VIEJA
Nadie se fija
en tu apagada mirada,
mate, sin brillo,
entre arrugas incrustada.
Nadie pierde el tiempo
en leer lo que dicen,
no quieren saber
todo lo que viviste.
Eres su bola de cristal,
en ti ven su futuro,
les espanta envejecer,
la muerte, el fin seguro.
Cada surco de tu frente
de un dolor a parido.
A cada momento perdida
en un pensamiento oscuro.
Tantos días confundidos
por su monótona sucesión.
Tantas horas de fatiga
para llegar al final
engullendo la tierra
tu enjuta carne mortal,
de un clavo ardiente asida
que aun tu mano no suelta
arrastrándote por la vida
en que ya todo es cuesta.
Ese esperar sin ilusión ni esperanza
eso que tanto miedo levanta.
Tantos años te costó,
tanto luchar en la vida
que un paso más no cuesta,
lo que cuesta es parar
después de tanto andar
sin conocer el descanso,
acostumbrada a mirar
perdida en el futuro.
Ya no ves al otear
Solo un túnel oscuro.
Todos intentan esquivar
esa mirada traidora
que les dice
lo que no quieren oír
y les revela
lo que nadie ignora.
Mírame, vieja, mírame,
yo ya se lo que va a suceder
y no lo puedo temer.
Posibilidad no hay otra.
SOLA
En cual piedra tropezaste
que te saco del camino.
Terminaste en los zarzales
toda cubierta de espino.
En el parque está
cuando rompe la mañana,
con su ropa escarchada
y blanca su sucia cara.
Solitaria figura,
que como lejano olivo,
solo la sombra acompaña,
perdida, en el olvido.
Se la ve paseando
con su roído abrigo.
El suelo es su mirar.
El silencio, su amigo.
Ebrio de tristeza,
el silencio calla,
solo la arrulla al oído,
lindezas por las que ella paga.
Que murmurara
en esos nerviosos labios.
A su amigo va durmiendo,
como jarros de vino.
Los perros que te husmean
son tus molinos de viento,
arremetes contra ellos,
siendo tu mayor tormento.
Desdentada boca,
parece siempre reír.
Risa de la locura,
de un triste devenir.
Su cansino paso,
arrastrando los pies,
va dejando una huella
que no despierta interés.
Difícil de imaginar
que una vez lució una sonrisa,
y esa expresión de locura,
pintó de ilusión por la vida.
Con el sol a tu espalda,
el futuro ya no brilla.
El río de la vida
junta ya sus orillas.
Tu historia se perderá,
como la ceniza al viento,
el humo en un hogar,
como carta de amor ardiendo.
Quien sola vive,
sola murió.
Que sola en esta vida anduvo.
Y sola y sin adiós
expiro.
Sola.
AGRICOLA
Siempre rogando a Dios.
siempre mirando al cielo,
esperando que termine
el maldito aguacero.
O has de mendigar unas gotas
que alivien el fruto yermo
sediento de esperar
nubes de donde ir viviendo.
Siempre rogando a Dios.
Siempre mirando al cielo,
no se arruine el trabajo
de un año entero.
Terrones de dura tierra
donde raíz no penetra.
Agua helada en piedra
que el fruto revienta.
Plagas que angostan campos.
fríos que queman huertas.
Tiempo fuera de tiempo,
loco verano en infierno.
Siempre rogando a Dios.
Siempre mirando al cielo,
unos dando gracias de verdad,
otras mentando al averno.
Tu arrugada frente al alto,
tu áspera mano al ceño,
mirando lejos de aquí
donde juntan tierra y cielo,
esperando un signo claro
de lo que ha de venir,
de lo que el futuro traerá,
de cual será tu porvenir ,
Cornocupia de alimentos
o vacuidad en el comer
hijo de lustroso aspecto
o famélico alevín.
Un año duermes tranquilo
otro no podrás.
Siempre mirando al cielo
la vida has de pasar.
ARQUEADA FIGURA
Tu arqueada figura
en la sombra se refleja,
triste pasar de años
de los que no te quejas.
Muchos no han llegado
y con eso te consuelas,
eso es como dar carne
al que no tiene muelas.
Los dolores que te oprimen
aguantas con estoicismo,
tomas veinte pastillas,
pero te da lo mismo.
La mañana al levantar
todo tu cuerpo se encoge,
que la opción que escoge
es no volverse a izar.
Tantos años han pasado
desde el primer día.
Tantos años han pasado
desde el primer momento.
Tantas penas.
Tan poco aliento.
Dos alegrías.
Cien tormentos.
Parece difuso lo vivido
amores pasados
momentos tranquilos
bonitos lugares
minutos sentidos.
Ya no hay esperanza,
solo esperas el momento
que venga la muerte
y te levante el tormento,
Que tu cuerpo desplome
y el alma libere,
que ya no padezcas,
que ya no te duele.
Tantos años han pasado.